Aún recuerdo las horas que pasamos chateando y hablando por el móvil, horas que parecían minutos pues tu voz estaba tan cerca que era cerrar los ojos y soñar que estabas junto a mí, que podía acariciarte. El intercambio de fotos vino después , en tu caso de carnet. Siempre estabas ocupado para venir a Sevilla a verme o, por trabajo no podía ser yo la fuera a Jerez, pero luego tenías todo el rato del mundo para llamarme y escribirme sms. Realmente pensé que igual estabas casado y eras padre de familia numerosa, pero estaba tan enamorada, me dabas tanto, que no podía desconfiar de ti, siempre estabas ahí en mis días malos del curro, para compartir mis logros con regalos, sorpresas en los sitios más inesperados; a mis amigos te los ganastes de lleno, de ahí que se sumaran a todas tus ideas para animarme, y para estar cerca de mí. Me acostumbré a la relación que manteníamos, estábamos más que unidos que cualquier pareja que compartiera piso.
Aunque lo pasamos realmente mal, cuando por primera vez fui creativa en nuestra relación y viajé a Jerez para poder besarte por fín, para poder verte cara a cara sin pantalla de ordenador de por medio, cuandote llamé y pregunté donde estabas y me confirmaste tu ubicación. Cuando llegué a aquel chiringuito no te encontré, te busqué y no estabas en la barra de pie tomandote una cerveza como me estuviste explicando, si no en un rincón sentadoen silla de ruedas. Cuando nuestras miradas por fin se encontraron, yo jamás pude creer que fueras tan guapo y apuesto, me impresionaron tus fuertes brazos y cuando volví a tu mirada estabas llorando y tus ojos me miraban con horror, como si todo hubiera acabado en ese mismo instante. Mi corazón se encogió. No podía separarme de tí, ahora que te tenia enfrente, y me rechazaste cuando pensé en besarte y tus palabras de miel se conviertieron en palabras sabor a hiel. Gritaste que me fuera hasta que mis oídos no pudieron aguantar más, hasta que mi garganta ya no podía hablar porque mis llantos impedían salir hasta el más débil susurro y me marché, dejando mi vida contigo. Mi corazón se partió en mil trozos que ninguno me llevé de vuelta a Sevilla, los dejé allí, junto a tus ruedas para que terminaras de aplastarlos.
Hoy, recuerdo todo aquello como si hubiera pasado tan solo hace unas horas, pero han pasado ya diez años,cuando aparareciste en mi rincón favorito del Alcázar y me disjiste, este soy yo, tal y cual me ves y tú eres más que mis piernas que me impulsan a andar, eres mis alas que me han traído hasta aqui volando de sólo pensarte un instante. Y yo me enamoré de ti aun más y desde entonces eres el rey de mi corazon, de mi alma, de mi vida y mi ser sentado en tu trono como todo un rey. Mi rey, mi amor mio.
Ela